De tapas al Mulhacén

Espoleados por las fantásticas actividades que nos mostrais desde el otro lado del charco, nos decidimos a hacer algo majete por aquí. Estuvimos barajando varias posibilidades: ¿cerrar el Chiscón 4 días seguidos? no, no sería nada nuevo ni sorprendente, ¿un recorrido por los museos de Madrid? tampoco, no jodas!, no estamos tan mal...Al final nos decidimos por bajar a Graná Guillermo y yo y hacerle una visita a Borja. Sabíamos que el plan no podía fallar...Concretando más, se trataba de subir al Mulhacén desde la Vereda de la Estrella. Una de las grandes pencadas de la Península con sus 2500m de desnivel. Lo de menos era el desnivel, porque si algo tiene esta ruta-pateo es lo espectacular de las vistas de la Alcazaba y el Mulhacén, de la garganta del río Genil y el ambiente de lejanía que da andar durante varias horas para acampar al pie de las montañas en un valle perdido...El patxarán, el tirachinas, las lecciones de salsa de Bibiana y la chasca hicieron el resto...

Nos costó arrancar. Tanto que el sábado salimos a las 3 de la tarde de casa de Borja y acabamos volviendo a casa por sentido común y por un despiste de Guillermo. Estaba escrito que había que salir de tapas por Granada!. Los foráneos descubrimos el Afrodisia, un gran garito. Bibiana, compañera de master de Borja nos acompañó en todo este viaje y le dió al grupo su sentido de humor y el siempre necesario toque femenino. Al final el domingo salimos el el borjamóvil, también llamado "renoultnante", rumbo a Güejar-Sierra. Esta vez, por fin, comenzamos el pateo por la Vereda de la Estrella. Tras la larga jornada de aproximación acampamos en el Prado de las Víboras, a un tiro de piedra del Mulhacén (bueno, no tan cerca....). El peso de las mochilas era importante...de hecho, los ortodoxos de cómo andar ligero por el monte llamaríais hereje a Guillermo...echadle un vistazo a su mochila jeje.

El lunes, sin mucho madrugar, nos preparamos para el ascenso al Mulhacén. En las Chorreras de la Mosca había importantes restos de avalanchas, pero la nive estaba en perfectas condiciones. En esta ocasión nos dividimos en dos grupos. Guille y yo pa'rriba. Borja y Bibiana intentarían llegar a la Laguna de la Mosca. Subimos por el Collado del Ciervo y la Loma del Mulhacén, peazo de cuesta...La Loma, de hecho, parecía que se hacía más larga según subíamos, cada vez más despacio. vaya manera de penkar eh Guillermo! Pero bueno, al final llegamos a la cima y a disfrutar un rato!

A la vuelta a la tienda nos esperaba una cena de las buenas, sacando petróleo de la comida que quedaba, unos cantes al calor de una chasca (una y no más...), unas lecciones de baile (salsa, samba, bachata, cumbia...) y risas, sobre todo muchas risas! Sólo faltó un cabrito...jejeje. El día siguiente, de bajada, unos más rápido otros más lento, pero de relax en general. El borjamóvil nos esperaba en su sitio y los platos alpujarreños...ummm qué hambre hacía! Resumiendo, un fin de semana buenísimo, buena actividad, mejor compañía. Gracias compañeros!